HISTORIA DE ETA
ETA: una historia de violencia
Por Ryan Hollm
Ojalá con el tiempo
sólo quede los bueno, que los años
arrasen la memoria de los días
de miseria y que el viento
igual que se llevó nuestras promesas
se lleve las palabras alevosas
con que nos golpeamos
hasta hacernos sangrar
que el corazón descanse y que la lluvia
borre la última huella
de la última batalla
José Fernández de la Sota
El Grupo ETA (Euskadi Ta Askatasuna – traducido en castellano a Euskadi y Libertad) ha sido la organización nacionalista, con base socialista más activa en la historia contemporánea de España. Sus atentados, secuestrados y otros actos de terrorismo han tenido efectos grandes en la historia del país desde su formación el 31 de Julio de 1959 por varios jóvenes nacionalistas vascos, entre los más notables Eneko Irigarai, José Luís Álvarez Emparanza, Txillardegi, José María Benito del Valle y Julen Madariaga. La “nueva generación nacionalista dispuesta a darlo todo y a romper con todo” (Elorza, 78), fundada bajo del régimen de Franco, ha tenido sus facciones y antepasados, sus penas, mártires y presos, sus atentados, sus contra esfuerzas, pero es verdad que la violencia ha disminuido en los últimos años gracias a los tratados y negociaciones con el gobierno central: por eso se nota que la historia de violencia de ETA se esta poniendo esa, historia.
“Moriré, se perderán mi alma y mi descendencia, pero la casa de mi padre seguirá en pie” Garbiel Aresti, Harri eta herri 1964. La cita expresa el sentimiento nacionalista que tienen los vascos y la creencia fuerte en su causa, que se manifiesta en la violencia. Bajo la dictadura franquista, las condiciones crearon un estado perfecto para el nacimiento de ETA: “Era claro que el Franquismo favorecía la eclosión de un nacionalismo radical, poniendo de manifiesto fehacientemente la opresión del Estado español, fundido con la dictadura, sobre la sociedad vasca” (Elorza, 20). La opresión de la dictadura era malísima, pero seguía peor en las comunidades autónomas con un sentido nacionalista fuerte, es decir Cataluña, Galicia y el País Vasco. Tenían una historia y cultura propia únicas y la dictadura las amenazaba, incluso mediante la prohibición de los idiomas cooficiales. Había varias otras razones por el ámbito propicio para la fundación de ETA: la industrialicazión hacía disponible armas, transporte y medios de comunicación; la urbanización de las comunidades autónomas ayudaba a acercar a los radicales y empezar a conspirar contra el generalísimo (Elorza, 23). Para combatir a los militares en poder, los fundadores jóvenes y radicales de ETA confiaban poco en las negaciones y más en las armas.
Se ve la desconfianza en las negaciones al principio de su historia: antes o después el pueblo oprimido que tenga la firme voluntad de alcanzar los derechos naturales de su persona tendrá que valerse de la fuerza de las armas, es decir, del empleo de la violencia para que su derecho natural sea reconocido. Es una argumentación falsa la de los políticos que pretenden hacer ver que las negociaciones pueden traer la independencia nacional (Elorza, 60). Los fundadores de ETA esperaban un Euskadi libre y que incluso las parte de Euskadi de la comunidad autónoma de Navarra y la parte francesa estuvieran listas a darlo todo para lograr sus metas.
La gran parte de la comunicación de ETA viene por su elección de portavoz, el periódico Zutik! - traducido en castellano como "¡En pie!" (Elorza, 25). Lo usaron para organizar su primera asamblea en mayo de 1962. Allí intentaron organizarse, formar un ejecutivo y ganar apoyo para su causa. Además, gracias a un movimiento social en el año 1964, hubo un renacimiento lingüístico, literario y cultural en euskera. También surgía un “nacionalismo de masas”, especialmente en las generaciones jóvenes, que el grupo terrorista seguía ganando poder y con el poder, la capacidad y la riqueza para enfrentar el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y a los gobiernos nacionales.
La gran cuestión del apoyo monetario de ETA es nastante sencilla. Al principio de su historia y antes del espiral de violencia, tenían buenas relaciones con empresas cercanas a la causa nacionalista. Había muchas empresas que donaban dinero a ETA y recibían el nombre de su movimiento, MLVN: Movimiento de Liberación Vasco (Elorza, 66). Además, la “primera” ETA tenía alianzas con el PCE – El Partido Comunista de España y las Comisiones Obreras, que hoy en día es un sindicato muy fuerte, pero no tanto durante la época de la dictadura (Elorza, 62). El “dinero limpio” que sostenía a ETA durante su nacimiento cambiará a “dinero sucio” en poco tiempo, constante con sus acciones.
Mientras el apoyo público bajaba, ETA perdía las donaciones del MLVN, y tenía que buscar otras maneras de pagar sus actos. Lograron algunos setenta y siete secuestros en su historia, con los que cobraban rescate en cambio de la vida (Aparicio). Además, ganaron muchísimo dinero con el uso de la extorsión. Enviaban cartas amenazadoras a empresas diciendo que simplemente iban a hundir a su empresa si no nos les daban dinero (Aparicio). Así alcanzaba ETA su fortuna, pero olvidó que hay organizaciones con arcas más grandes que las empresas, y son con las que hacían la guerra: los gobiernos nacionales de España y Francia.
Los gobiernos estaban obligados a hacer la guerra antiterroristica de una manera limpia. Como los fundadores de ETA usaban la frontera de España y Francia para evitar las policías, en 1964 el gobierno francés impuso una medida de prohibición de residencia a cuatro miembros importantes de ETA: Eneko Irigarai, José Luís Álvarez Emparanza, Txillardegi, José María Benito del Valle y Julen Madariaga. (Elorza, PP). Las acciones de ETA nacieron en los años sesenta, pero el grupo que causa el miedo de hoy en día no realizó su ola principal de violencia hasta los grandes cambios de los años setenta.
El asesinato más grande que ETA ha hecho ocurrió en el año 1973, con la muerte de Luis Carerro Blanco, entonces ministro del gobierno (Cultura). Pusieron una bomba en su coche que estalló con tanta fuerza que “voló” por el aire. Sobre eso los jóvenes nacionalistas cantaron una canción muy morbosa, hablando del vuelo de Carerro Blanco (Elorza, PP). Este atentado tuvo dos gran efectos en la historia de ETA. Primero, le mostró a la gente vasca que se podía enfrentar al gobierno, y segundo, llegó a ser primer ministro Arias Navarro (Cultura), un líder impotente, que apenas mantenía el régimen intacto durante los últimos años penosos de Franco.
Con la transición a la democracia, se pensó que ETA seguiría más contenta sin la opresión de la dictadura, pero ocurrió todo lo contrario. La transición marcó la ampliación de la organización, con todas sus libertades nuevas. En el año 1975, con el final de la dictadura, ETA realizó dieciséis asesinatos. Esta cifra aumentó a setenta y cuatro atentados en el año 1978, y ochenta y tres en 1980, la mayoría de las víctimas eran policías y militares (Elorza, 64). En los últimos tres años de los setentas mató 42 guardias civiles, 24 policías nacionales, dieciséis militares y ocho policías municipales (Elorza, 298). Desde este punto se ve el grupo radical que ha dado miedo a todo el país por tantos años, y lamentablemente, sólo aumentaría más la cifra de muertos en los años ochenta.
Durante los primeros años de los ochenta, ETA aprovechó la frontera de España y Francia para mantener su seguridad y evitar a la policía. Francia era el santuario de ETA, el lugar donde podía construir su infraestructura con pocas interrupciones (Elorza, 65). Allí quedaban muchos etarras hasta que los dos gobiernos nacionales hicieron un pacto el día 20 de diciembre de 1983. Su acuerdo permitía la deportación de terroristas juzgados. Los deportarían a países en América Central y Suramérica. Iniciaron el acuerdo el día 10 de enero de 1984, y hasta su revocación en 1989, los dos gobiernos realizaron la deportación de sesenta y tres miembros de grupos terroristas, la mayoría de ellos perteneciendo a ETA (Elorza, 317). Mientras el pacto tuvo mucho éxito, el arma más peligrosa del gobierno era GAL, un grupo de mercenarios antiterroristas que dejaron una mancha negra en la historia del gobierno español.
El Grupo Antiterrorista de Liberación nació el 17 de octubre de 1983. Empezó con “la desaparición de dos refugiados vascos, José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala” (Miralles). Era un grupo, apoyado por dinero gubernamental del Partido Social Obrero de España (PSOE) y su presidente Felipe González (Cultura), que pretendían secuestrar a miembros de ETA y asesinarlos en silencio. De un lado, ETA intentaba de ganar apoyo y simpatizantes públicos por mostrar que el gobierno hacía una “guerra sucia” contra los terroristas (Elorza, 65). A lo mejor, no lograron su meta, porque cuesta mucho apoyar un grupo terrorista, pero lograron que el público no confiara tanto en su propio gobierno. “La guerra sucia” tampoco realizó el éxito que querían, sino hacía peor los atentados de ETA. España se encuentra en un espiral de violencia, alimentada por la determinación de ETA, y algunas leyes de GAL. Una ley que sigue todos los mercenarios de GAL era “La Ley de Talión” en que GAL asesinarán dos etarras por cada uno de los mercenarios de GAL que se mató ETA (Muralles). GAL filtró la noticia de su ley a algunos periódicos vascos intentando de disuadir a los de ETA y hacerles darse cuenta de la inutilidad de su causa. Además, GAL respaldaba su amenaza con la acción, matando a once etarras en el año 1985 y saliendo docenas más heridos (Muralles). Parecía que GAL se ha disuelto en el año 1986 debido al descubrimiento del gobierno español como fuente de dinero, y reacción pública de esté descubrimiento. Con el asesinato de Cristophe Matxikote y Catherine Brion, parecía que GAL se acabó, con un año y medio sin el asesinato de ningún etarra, pero eso no será así (Muralles). GAL tenía un cierto misterio sobre sus mercenarios, sus fuentes y sus presos y por eso atrajo mucha atención de la prensa. Aunque a poca gente le apoyaba ETA, muchos querían más información sobre la agencia clandestina del gobierno. Así que el 5 de marzo 1989, un periodista de Diario 16 publicó un artículo titulado Todos los rostros de los GAL. El artículo contenía fotos de cuarenta mercenarios sospechados. Debido a la sensibilidad de esté asunto, el periodista fue despedido pocos días después. El GAL ha sido y sigue siendo un asunto muy misterioso para los españoles, pero algunos mercenarios se han puesto en la cárcel. Las primeras personas condenadas eran Amedo y Domínguez, cuando en Julio de 1991, La Audiencia Nacional juzgó y les condenó a 108 años de prisión (Muralles). La historia de ETA, y de la guerra contra el terrorismo se transformó desde la guerra sucia y clandestina a la guerra más legal en los años noventa, los años en que los oficiales de la ley realizaron algunos éxitos muy importantes.
La popularidad de ETA bajó más con su atentado fracasado a José María Aznar. Intentó de subrayar su “carácter democrática” con su acción, algo que le parece contra la lógica (Elorza, 350). La guerra contra ETA se pone más de marcha con el atentado fracasado de Aznar, y la guerra tenía su mejor éxito el día 29 de Marzo de 1992. “El día en que ETA perdió la cabeza”, se ha puesto el nombre al día en que la Guardia Civil detuvo a tres miembros que formaban el ejecutivo de ETA: José Luís Álvarez Santacristina, Francisco Múgoca Garmendia y José Arregui Erostarbe (Elorza, 385). Debido a la detención del ejecutivo, ETA se encuentra sin líderes, y eso llegará a ser más peligroso que las épocas con el ejecutivo.
La época en que el público pensaba de ver el final de ETA marcó un aumento grave de sus acciones violentas. Para disolver el rumor de una ETA débil, los etarras empezaron otra época: “Eso encendió unos actos violentos solo para mantener la intimidación terrorista del grupo, mientras reorganizaba su ejecutiva. Hasta 1998, lograron seis mil actos violentos, con un coste superior a los quince mil millones de pesetas” (Elorza, 402). ETA seguía con sus secuestros, pero alguno en particular hizo mucho daño a la causa nacionalista.
El día 12 de julio de 1995 vio el secuestro más notable de la historia de ETA. Miguel Ángel Blanco Garrido, el Concejal del Partido Popular en el Municipio de Ermua fue secuestrado por ETA con la amenaza de matarle dentro de cuarenta y ocho horas si el gobierno no cumpliera algunas demandas. Hubo un rechazo global del secuestro, con millones de personas saliendo a la calle. Hubo manifestaciones, no sólo en País Vasco sino en todo el mundo. Hubo gente de la izquierda, la derecha, daba igual el lado político. Además algunas alianzas de Uruguay se perdieron, después de no hacer caso a su rechazo del secuestro también. Porque, siguiendo con su amenaza, ETA mató al joven político cuarenta y ocho años después, en su acto más mal visto de su historia.
De toda la historia de ETA, la historia del siglo XXI y hoy en día se queda más tranquila: “La organización terrorista ETA está debilitada tras la detención, en 2004 y 2005, de más de 160 personas vinculadas a la banda y, aunque mantiene plena capacidad para actuar, el último atentado mortal fue el 30 de mayo de 2003, cuando asesinó a dos policías nacionales en Sangüesa” (Aparicio). La organización nacionalista/terrorista ha sufrido debido a sus propios atentados. Han muerto treinta y seis etarras de ETA en la preparación de bombas o explosivos diseñados para los atentados. Sus suicidios han perdido las vidas de dieciocho de sus etarras. El último fue 23 de noviembre de 2002, cuando Félix Ramón Gil Ostoaga se acabó voluntariamente con su vida (Aparicio). Todo el mundo espera que la historia de violencia de ETA se ha puesto así, historia. Gracias a la tregua de 1998, la violencia ha disminuido mucha, como se ve por los datos de muertos causados por ETA. Según El Mundo: “Hoy, en plena democracia, es ETA quien mantiene su dictadura, la dictadura del terror, que en las tres últimas décadas se ha cobrado la vida de más de 800 personas” (Aparicio). Yo diría que su cita es inexacta, porque la mayoría de sus atentados pcurrió en las primeras décadas. Aunque han explotado muchas bombas que han causado daños superficiales en los últimos años, sus “días sin pistolas” y la concesión a negaciones en vez de guerra muestra por ambos lados un ETA tal vez derrotado y un ETA maduro, con capaz de funcionar en una manera parecida a su “hermano político” el PNV.