UN TRIBUTO A LA HISTORIA DE MÁLAGA A TRAVÉS DE SUS MONUMENTOS
Un tributo a la historia de Málaga a través de sus monumentos
Por Karena Mortimer Taller de investigación (Prof. Borges) Otoño 2005
Un aspecto de Málaga, y de muchas otras ciudades, que tanto los ciudadanos como los visitantes frecuentemente pasan por alto entre las tiendas modernas son las pinturas y esculturas de artistas famosos, y los grandes edificios de civilizaciones antiguas. Los monumentos de Málaga, aunque no son importantes en las opiniones de los libros turísticos, son tributos a su historia e ilustran el orgullo y los ideales de la ciudad. También ayudan a crear su patrimonio histórico, que es “el conjunto de elementos de valor trascendental y simbólico socialmente reconocido en los cuales se identifica el pasado y la creación artística de esa sociedad.” (Málaga Ayuntamiento, 19). Una fuente, una escultura, o un edificio sólo tienen el valor que los ciudadanos les dan. De todos modos, en Málaga existe una situación un poco contradictoria. Por un lado, no se puede ignorar la importancia de la multitud de monumentos por toda la ciudad, ni tampoco el reconocimiento de los ciudadanos y la abundancia de información sobre las personas e ideales que los monumentos representan. Pero, al mismo tiempo, es evidente la mala condición de muchos monumentos de la ciudad, y la falta de verdadero conocimiento por de los ciudadanos. Aunque hay una profusión de monumentos, algunas veces parece que no tuvieran ningún valor hoy en día.
Para facilitar el mantenimiento de un registro de las muchas esculturas que existen en Málaga, el Ayuntamiento de Málaga las ha agrupado en tres clasificaciones. Cada obra está evaluada por su naturaleza artística, su función social, y su finalidad creativa, y está clasificada como la colección de bienes muebles de carácter artístico, el patrimonio religioso, o el patrimonio urbano (Málaga Ayuntamiento, 134). Todo en el patrimonio urbano está al aire libre y puede tener funciones decorativo-ornamentales (como exentas o relieves en fachadas de edificios), decorativo-funcionales (como fuentes), o conmemorativos (como monumentos) que es el tema de este trabajo (Málaga Ayuntamiento, 134).
Aunque hay cientos de monumentos en Málaga y todos tienen sus propios méritos e importancia, sólo voy a discutir las esculturas de Antonio Cánovas del Castillo, Bernardo Ferrándiz, Tiburcio Arnaiz, el monumento a General Torrijos y sus soldados en la Plaza de la Merced, y el homenaje a Salvador Rueda y a Málaga que se llama El Cenachero, porque estos cinco monumentos son representativos de la historia y los éxitos de la ciudad. Por la información que está disponible de los monumentos en libros y el conocimiento de la gente de Málaga, podemos obtener una idea general sobre la importancia de los antiguos monumentos en Málaga y en todas ciudades hoy en día.
Antonio Cánovas del Castillo fue un político cuyas ideas y cuyo trabajo ayudaron a transformar la ciudad y el país. Nació en Málaga el 8 de Febrero de 1828, y por sus estudios en Madrid destacó como un buen estudiante de literatura, historia y derecho. Escribió muchos libros (incluyendo La Campana de Huesca y el Bosquejo histórico de la Casa de Austria), ocupó muchos cargos públicos (Gobernador Civil de Cádiz y Ministro de Gobernación, entre otros), y tuvo influencia en las conversaciones previas a la revolución de 1854, la restauración monárquica de Alfonso XII con una nueva constitución con la idea de una monarquía querida por el pueblo (y no hereditaria), y la instauración del llamado sistema de turno de partidos (Historia de España). Es sorprendente que un hombre que hizo tanto y fue tan influyente todavía tenía muchas personas a las que no les gustaban sus ideas conservadoras o sus fracasos con el anarquismo y la independencia de Cuba. José Antonio Martín Escorial está de acuerdo con que Cánovas cometió errores y tuvo fallos, pero también piensa que no hay ningún hombre sin errores a quien España no ha dado sus homenajes merecidos, pero “cuando le toca el turno a Cánovas, se pone el grito en el cielo.” Martín Escorial continua, “Si la libertad es para todos, pido respeto, porque lo que se ha visto hasta ahora es la ley del embudo, ancho para unos, estrecho para otros” (Tusell y Portero, 455). Es la verdad que hay muchas más estatuas a otros estadistas, pero Málaga es una ciudad que escoge mostrar su apreciación a Cánovas del Castillo. Y, más que eso, por las entrevistas se pone claro que su nombre y su monumento son los más conocidos por los ciudadanos de Málaga de los cinco en éste estudio. La estatua del hombre fue diseñado por Jesús Martínez Labrador como lo de formas inconcretas y bocetadas para transmitir su espíritu y sus valores humanos, y fue inaugurado en 1975 (Málaga Ayuntamiento, 174). Está ubicado, apropiadamente, en el principio del parque que Cánovas ayudó a crear.
El parque de Málaga está al lado del Paseo del Parque que, junto con la Alameda, forman el pasaje principal del centro de la ciudad. Es importante, no sólo por su belleza natural y por sus flores y árboles, sino también como la zona de más esculturas cuyas temáticas no son religiosas sino homenajes a personajes políticas y culturales de la época (Sauret Guerrero, 108). El pintor Bernardo Ferrándiz merece el título de uno de las artistas de elite de la época. Su monumento fue realizado por el escultor malagueño Diego García Carreras, y fue el primer monumento en el Parque, inaugurado el 11 de mayo de 1913 (Málaga Ayuntamiento, 168). Ferrándiz nació en Valencia, y es una de las únicas personas con un monumento en el Parque que no es de origen malagueño, pero es fácil entender por qué la ciudad pensó que él merecía este honor. Vivió en Málaga durante 17 años y murió aquí el 3 de mayo de 1886 (Revista de literatura y arte). Durante su tiempo en Málaga hizo muchas obras y sirvió como director de la Escuela de Bellas Artes y, por consiguiente, enseñó a muchos artistas de Málaga y fue “el creador, o por lo menos el que dio gran impulso y fuerza creativa a la escuela malagueña de pintura en el siglo XIX” (Málaga Ayuntamiento, 168). Ferrándiz muestra su gratitud a su ciudad adoptiva con, probablemente, su obra más magnífica: el techo del Teatro Cervantes. Aunque no hay muchos malagueños que saben de Ferrándiz o de su trabajo, el mural, en mi opinión, es una obra maestra y una demostración de amor a Málaga y sus ciudadanos. Se trata de una alegoría de Málaga donde se representan los puntos de referencia, los aspectos comerciales de la ciudad, tres referentes de la historia local antigua y contemporánea, y, a la derecha del templete, una joven levanta en ofrenda un niño que simboliza el futuro (Kylix). Así, aunque no fue malagueño por nacimiento, Ferrándiz es un hijo de la ciudad y un símbolo de orgullo de Málaga y de España.
Otro hombre que no nació en Málaga que aun tuvo gran influencia en la ciudad es el jesuita Tiburcio Arnaiz. Entró en un seminario diocesano como joven, se ordenó de sacerdote a la edad de 25, y cuando entró en el noviciado de la Compañía su primer destino fue trabajar en una institución para muchachos recogidos de las calles en la ciudad de Málaga (Noticias y comentarios, 20). Continuó su trabajo con visitas a enfermos, instrucción de jóvenes, y proveedor por los pobres hasta su muerte el 18 de julio de 1926. En gratitud por este hombre amable y generoso, los ciudadanos pidieron al Ayuntamiento crear un monumento de homenaje al Padre Arnaiz. Así, en el centro de la ciudad hay una estatua de Arnaiz con sus brazos abiertos a todos los que necesitan fuerza, y debajo un pedestal de piedra en que está escrito “R. P. Tiburcio Arnaiz S. J. Apóstol de Málaga, por suscripción popular.” Aunque fue por suscripción popular y algunas personas todavía rezan a la estatua a este hombre genial, los entrevistados saben su nombre más que los aspectos o la ubicación del monumento.
Un monumento con una historia un poco menos conocida, aunque la historia es más antigua, está en la Plaza de la Merced. El sitio empezó como un anfiteatro de los romanos, se convirtió en un mercado público en 1489, y finalmente en el siglo XVIII se transformó en una zona de paseo y recreo para los ciudadanos (Baena Padilla, 101-103). La plaza tiene una mezcla interesante de influencias en su construcción, pero también en sentido. Inicialmente, fue asociada con el nombre de General Riego porque se había alojado en una de las casas, y después del fusilamiento de General Torrijos y sus compañeros se convirtió en un símbolo de todas las luchas ciudadanas por libertad, aunque el nombre oficial lo adquirió del Convento de la Merced y el Convento de la Paz en gratitud al trabajo de sus congregaciones (Baena Padilla, 102-103). Aunque el nombre viene de un convento y el lugar es más conocido como un lugar de descanso y reunión, lo que significa el lugar más que todo en las mentes de los ciudadanos es el monumento central. Este monumento fue diseñado en el estilo neoclásico tardío por el arquitecto Rafael Mitjana (Candau, 172), en memoria de General Torrijos y sus 48 compañeros, que fueron fusilados en las playas de la ciudad por los soldados del rey Fernando VII por instigar una rebelión contra el régimen absolutista (Tagarro). Pero en 1858 el diseño original fue reformado por José de Trigueros y dio lugar al monumento actual (Asenjo Rubio, 95) que consiste de una pirámide alta de piedra con coronas de laureles y placas de los nombres de los muertos y el mensaje siguiente:
A las 49 victimas, que por su amor a las libertades patrias, fueron sacrificados en esta ciudad, el día 11 de diciembre del año de 1831. Málaga con su ayuntamiento constitucional lo edificó para eternizar el recuerdo de tan heroicos patricios. Año de 1848. A vista de este ejemplo, ciudadanos, antes morir que consentir tiranos. El mártir que trasmite su memoria, no muere, sube al templo de la gloria.
La pirámide alta parece representar la eternidad, y hay 49 coronas de laureles, una para cada hombre que luchó por la libertad. Aunque muchas personas no saben toda la historia del monumento, pienso que es muy apropiado que este es el lugar dónde los jóvenes de Málaga, el futuro de la ciudad, se reúnen los fines de semana para beber y celebrar su libertad.
Pero el símbolo que más que nada representa el espíritu de la gente de Málaga es El Cenachero. Un cenachero es un vendedor ambulante que lleva un cenacho de pescado (Maria Javierre, 803). Es un aspecto importante de la historia de Málaga gracias a su ubicación en el puerto del sur. Es difícil encontrar un malagueño que no sabe la significación del hombre con sus pescados porque fue una “figura típica de Málaga,” un “homenaje a los antiguos vendedores de pescado,” y “uno de los símbolos de la ciudad” (varios ciudadanos de Málaga). Pero pocas personas saben toda la verdad sobre la historia de este monumento. No sólo es un homenaje a las costumbres de los pescadores y a la historia de Málaga, sino también un homenaje a uno de los artistas que ayudó a compartir esa riqueza cultural con el mundo: el poeta Salvador Rueda. Salvador Rueda Santos nació en Málaga en 1853, y es considerado como un antecesor del modernismo español (Arias Solis). Aunque fue educado en Madrid y dirigió mucha de su poesía a los países hispanoamericanos, aprendió música de las aves, el color de la luz del sol andaluz, y la verdadera poesía de la naturaleza de Málaga, y siempre mostraba su afección y gratitud a su lugar de nacimiento. Así, en la placa debajo la estatua de El Cenachero está escrito su poema El Cenachero y la dedicación del monumento a él, “el insigne poeta malagueño,” en abril de 1983, el quincuagésimo aniversario de su muerte. Así, el monumento tiene un doble sentido que pocas personas saben.
Es obvio que los monumentos son fuentes de orgullo para los malagueños, y que representan su historia y su cultura, pero el hecho triste es que la mayoría de los monumentos aparecen viejos, sucios, y casi destruidos. El siglo XIX representó un cambio de mentalidad en que empezó un proceso de reducción del patrimonio escultórico. El Málaga Ayuntamiento declaró que “el plan de conservación más costoso no pudo igualar la destrucción de acciones humanos, limpiezas desacertadas con químicos perjudiciales, y condiciones ambientales, como temperaturas y humedades extremas” (136-137). Pero vivimos en un mundo de modernización y tecnología, siempre con una frontera nueva a explorar. ¿Por qué es importante una escultura de un hombre en un parque? Porque, como escribieron Asenjo Rubio y Montijano García, este conocimiento muestra un intento a aprehender la ciudad como un símbolo que confirma su estado de madurez en una manera que honra lo bien bajo la mirada de lo ideal y la contundente realidad (34). Por el estudio y apreciación de los monumentos de una ciudad, estamos reconociendo que tenemos un estado avanzado solo gracias a las personas de nuestras historias. También es una manera de mostrar humildad, porque todavía tenemos mucho para cumplir. Así, la ciudad está buscando otros modos para mostrar su gratitud a estas grandes personas y a sus ideales, como en libros de texto, libros de fotógrafos, y páginas de Web. Estos medios no son tan caros a mantener y pueden sobrevivir por siempre sin mucho mantenimiento. Málaga sabía que es importante rendir homenaje a sus principios, pero en estos tiempos modernos la ciudad tiene que usar modos modernos.
Obras Citadas
Arias Solis, Francisco. http://www.analitica.com/va/hispanica/plumas/8588636.asp “Salvador Rueda, la voz del primer poeta modernista”. Analítica Consulting, 2005.
Asenjo Rubio, Eduardo y Juan Montijano García. Paseos por Málaga. Málaga: Universidad, 2002.
Avilés, Elías de Mateo. Cánovas del Castillo. Málaga: Sarriá, 2000.
Ayuntamiento de Málaga. http://www.ayto-malaga.es
Baena Padilla, Antonio, et al. De la ciudad aristocrática a la burguesa: el centro histórico de Málaga. Málaga: Universidad, 1993.
Candau, Maria Eugenia, José Ignacio Díaz Pardo, y Francisco Rodríguez Marín. Málaga: guía de arquitectura. Málaga: Colegio de Arquitectos, 2005.
Historia de España. “Antonio Cánovas del Castillo”. http://www.mundofree.com/nor/natm/curiosidades/spain/personajes/A_Canovas
Entrevistas con ciudadanos de Málaga. 8 de noviembre 2005 – 15 de noviembre 2005.
Kylix, revista de literatura y arte. http://www.escribeyloedito.com/arte.htm “Bernardo Ferrandiz”.2001.
Málaga Ayuntamiento. Patrimonio artístico y monumental. 1990.
Maria Javierre, José, Director. Gran enciclopedia de Andalucía. “Cenachero”. Sevilla: Ediciones Anel, S. A. Vol. 2.
Noticias y comentarios. “Santos, beatos, venerables, y siervos de Dios de la compañía de Jesús.” Roma: Curia Gen. S. J., Vol. 30, N. 3-4 Septiembre-Diciembre 2002.
Portero, Florentino y Javier Tusell, eds. Antonio Cánovas y el sistema político de la restauración. Madrid: Biblioteca Nueva, 1998.
Sauret Guerrero, Teresa, Ed. Patrimonio cultural de Málaga y su provincia. Vol. 1. Málaga: Diputación Provincial, 1999.
Tagarro, Gail. "Malaga history", 2005. http://uk.holidaysguide.yahoo.com/p-travelguide-44993-malaga_history-i